sábado, 12 de febrero de 2011

Suecia entre contrastes


Recientemente he tenido la oportunidad de visitar la capital de Suecia, Estocolmo. Quizás las fechas elegidas, principios de Febrero, no son las más aconsejables como bien advertían la totalidad de las guías de viaje, pero soy de los que piensan que hay que ver todas las caras de un país, incluida esta cara invernal más triste y monótona (y también con menos turistas, lo que se agradece a la hora de evitar colas de espera) pero también más natural y menos artificial.

Desde el aeropuerto donde aterriza la aerolínea de bajo coste hasta la ciudad de Estocolmo hay un trecho de unos 100 kilómetros, distancia que comienza a ser significativa para poder apreciar algunos de los componentes del territorio sueco. Ya desde la ventanilla del avión poco antes de tomar tierra, se apreciaba la característica fundamental del poblamiento, concentración en pocos y relativamente grandes núcleos urbanos. Una vez emprendido el trayecto en autobús hasta Estocolmo la monotonía del viaje se instalaba debido a la sucesión de vastas extensiones ocupadas únicamente por bosques de coníferas (Pinus, Abies) y caducifolias (los majestuosos Betula pubescens en su mayoría, aunque con las ramas desnudas debido a los rigores invernales), casi en un reparto equitativo. La sensación era de estar transitando por un territorio con marcados desiertos demográficos.

A falta de unos 50 kilómetros para llegar, ya de lleno en el área de influencia de Estocolmo, la presencia humana se deja sentir con fuerza en los usos industriales y de servicios, siempre a lo largo de la Autovía E-4, eje dinámico que atraviesa de sur a norte el país. Lo
primero que llama la atención es la presencia de las instalaciones de Scania, primer fabricante escandinavo de camiones y que toma el nombre de una región del centro del país, a ambos lados de la carretera y a lo largo de aproximadamente cuatro kilómetros. Se trata de un claro de modelo de industria centralizada, con todas la funciones de producción, logística y gestión-dirección en un único punto, con buenos accesos y una imagen cuidada hasta el último extremo.

Ya en la ciudad de Estocolmo, el periurbano no se
diferencia demasiado del de cualquier otra ciudad centroeuropea, con un protagonismo claro para los espacios funcionales y abiertos y con la presencia de plataformas multimodales de logística y transporte. Los barrios
periféricos son bastante amplios en extensión y con construcciones moderadas en altura. El centro de la ciudad combina la modernidad arquitectónica contemporánea (Sodermalm, Normalm) con la presencia de empedradas medievales callejuelas (Gamla Stan).




Mención aparte merece el barrio de Hammarby, al Sur de la urbe y tras cruzar numerosos lagos y puentes sobre el Báltico, donde nos encontramos con un proyecto muy interesante de rehabilitación de un antiguo espacio industrial degradado (industria pesada) hacia lo que actualmente es el desarrollo de un interesantísimo y bien ejecutado proyecto de sostenibilidad urbanística. http://en.wikipedia.org/wiki/Hammarby_Sj%C3%B6stad

La ciudad de Estocolmo por tanto, combina acertadamente la tradición con la modernidad, con espacios públicos bien cuidados y una red de transportes bien articulada. El concepto tan mediterráneo de hacer vida en la calle, los suecos lo trasladan por obvios condicionantes climáticos a amplias galerias comerciales y casas de cultura donde se puede desde cenar o tomar un café a ver una proyección documental o asistir a una audición de guitarras y violines (Kulturhuset http://en.wikipedia.org/wiki/Kulturhuset).

Suecia es un país donde la modernidad, la globalización y el estilo de vida occidental lleva varios años de ventaja al resto de Europa y sin embargo es uno de los países europeos donde mejor se observa el cuidado y la conservación de las tradiciones culturales y la lucha por el mantenimiento de una lengua que pese a estar hablada por menos de diez millones de personas y el alto conocimiento del inglés en todo el país, no deja de ser un hito del que los suecos se sienten orgullosos.