viernes, 13 de enero de 2012

Aprendiendo a compartir

Ha sido noticia estos días en diferentes redes sociales que un texto de Rosa Montero del año 2005 que lleva por título "El Negro" fuese lo más leído durante un par de días en la edición digital de ELPAIS.COM http://www.elpais.com/articulo/ultima/negro/elpepiult/20050517elpepiult_2/Tes

El texto, una curiosa anécdota ocurrida en un comedor de un campus universitario alemán, en realidad, viene a desmontar todos los prejuicios y prebendas que normalmente en el mundo occidental tenemos hacia los inmigrantes, especialmente los africanos. Os dejo el texto:

"Estamos en el comedor estudiantil de una universidad alemana. Una alumna rubia e inequívocamente germana adquiere su bandeja con el menú en el mostrador del autoservicio y luego se sienta en una mesa. Entonces advierte que ha olvidado los cubiertos y vuelve a levantarse para cogerlos. Al regresar, descubre con estupor que un chico negro, probablemente subsahariano por su aspecto, se ha sentado en su lugar y está comiendo de su bandeja. De entrada, la muchacha se siente desconcertada y agredida; pero enseguidacorrige su pensamiento y supone que el africano no está acostumbrado al sentido de la propiedad privada y de la intimidad del europeo, o incluso que quizá no disponga de dinero suficiente para pagarse la comida, aun siendo ésta barata para el elevado estándar de vida de nuestros ricos países. De modo que la chica decide sentarse frente al tipo y sonreírle amistosamente. A lo cual el africano contesta con otra blanca sonrisa. A continuación, laalemana comienza a comer de la bandeja intentando aparentar la mayor normalidad y compartiéndola con exquisita generosidad y cortesía con el chico negro. Y así, él se toma la ensalada, ella apura la sopa, ambos pinchan paritariamente del mismo plato de estofado hasta acabarlo y uno da cuenta del yogur y la otra de la pieza de fruta. Todo ello trufado de múltiples sonrisas educadas, tímidas por parte del muchacho, suavemente alentadoras y comprensivas por parte de ella. Acabado el almuerzo, la alemana se levanta en busca de un café. Y entonces descubre, en la mesa vecina detrás de ella, su propio abrigo colocado sobre el respaldo de una silla y una bandeja de comida intacta."


Quiénes hemos tenido la oportunidad de vivir durante algún tiempo en el África Subsaharina y de compartir con sus gentes momentos de la vida diaria, sabemos que esta actitud de compartir y sonreir que adopta el chico ante la estudiante alemana que le "roba" su comida es lo habitual, pues no conocen el individualismo feroz que el mundo occidental nos enseña, simplemente han crecido aprendiendo a compartir lo poco que tienen como forma de vida, y es algo que aplican no sólo con sus compatriotas, sino con cualquier ser humano que se encuentran.