lunes, 13 de febrero de 2012

Clipperton - Isla de la Pasión


Quiero recomendar una lectura que me llevó a conocer la existencia de una isla perdida en el Pacífico, la isla de Clipperton o Isla de la Pasión, cuya novela escrita por Laura Restrepo y titulada "La Isla de la Pasión" he terminado hace pocos días y que resumo a continuación.



La Isla Clipperton es un pequeño atolón coralino situado en el Océano Pacífico, a unos 1.300 kilómetros al suroeste de Acapulco, en la costa mexicana. Es un islote completamente aislado; la tierra emergida más cercana está a casi mil kilómetros de allí (se trata de la Isla Socorro). Con apenas 9 kilómetros cuadrados de superficie, incluyendo la laguna interior, es un pedazo de tierra sin apenas interés de ningún tipo, tampoco humano, porque está completamente deshabitada. La soberanía sobre el atolón la ostenta Francia, formando parte de las posesiones francesas de ultramar. Pero la isla no fue siempre francesa, y tampoco estuvo siempre deshabitada.

Hace aproximadamente 100 años ocurrió allí una de las historias de supervivencia más sobrecogedoras de la humanidad. En 1906 el gobierno mexicano de Porfirio Díaz establece un acuerdo con Francia para obtener la soberanía y la explotación de guano en Clipperton. Así el Capitán Arnaud marcha al frente de 16 hombres con sus respectivas familias y un puñado de mujeres solteras (conocidas como soldaderas) y se establece como nuevo gobernador del territorio. Los primeros años transcurrieron con relativo bienestar, cada cuatro meses recibían provisiones del gobierno mediante barco y se apañaban para cultivar una pequeña huerta y obtener el resto de la comida de la pesca y de algún ganado doméstico. La población crecía fruto de nuevos matrimonios. Sin embargo en 1911 todo comenzó a torcerse, primero, un tremendo huracán se llevó por delante todo su trabajo y sus construcciones de esos años, y posteriormente el estallido de la revolución mexicana hizo que se quedaran olvidados en medio del Pacífico y que de los barcos con provisiones no se volvieran a tener noticias.



A partir de aquí empezaron las verdaderas dificultades y las historias truculentas en la isla. Al poco de la devastación del huracán una embarcación holandesa encalló en Clipperton y añadió once náufragos, otras once bocas que alimentar. Los holandeses, mandaron un pequeño bote con cuatro de sus marinos a buscar tierra firme y pedir ayuda, algo que consiguieron a los pocos meses, cuando en 1912 regresaron de vuelta a Clipperton en un buque norteamericano que se ofreció a devolverlos a todos al continente americano. Sin embargo el capitán Arnaud decidió quedarse en la isla a defender la soberanía mexicana, pese a las penurias que atravesaban. Esta decisión acabó por condenar a la mayoría de la población, el escorbuto comenzó a hacer mella entre los isleños por la falta de ácido ascórbico (cítricos). Así sobrevivieron dos hombres (el propio capitán Arnaud y su segundo, el teniente Cardona), las mujeres de ambos (Alicia y Tirsa) y sus hijos, cuatro niños más y cuatro viudas. Así pasaron tres años, cuando a mediados de 1915, el capitán Arnaud se hizo a la mar en un bote junto al teniente Cardona, en busca de un barco imaginario que creyeron ver en la lejanía del Océano. Nunca jamás regresaron.



Así, Alicia Rovira, la mujer del capitán Arnaud tomó las riendas de la comunidad y con gran valentía y esfuerzo consiguieron sobrevivir al aislamiento, el hambre y el escorbuto para que, dos años después, en 1917, H. Perril, capitán de un navío norteamericano enviado al Pacífico en busca de posibles bases militares alemanas en islas "desiertas" encontrase y recogiese de vuelta a México a los 11 supervivientes de Clipperton, cuatro mujeres y siete niños.




A grandes rasgos esta es la historia de la Isla de la Pasión, pero la lectura del libro sobrecoge por la intensidad narrativa y lo desgarrador de los testimonios de los descendientes de Clipperton.


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